Escribir una novela extensa
Si alguna vez quisiste sentarte a escribir una novela extensa y te pareció que podía ser demasiado difícil, esto es para vos. Quiero aclarar desde el principio que hablo desde mi experiencia personal, y por lo tanto puede no ser aplicable a cualquier persona. Dependerá mucho de cómo es el proceso de escribir de cada uno. Pero también pueden tomar lo que les sirva y descartar el resto.
Escribir una novela extensa no es tarea fácil, eso seguro. Pero tampoco hay necesidad de escaparle. El Bastón de Zafiro, por ejemplo, nació como un juego, y con el correr de los años fue transformándose en algo más serio. Si hoy tuviera que sentarme a escribir una novela de esa magnitud (hay algunas previstas para más adelante) sin duda encararía muchas cosas de manera diferente. Pero si yo pude empezarlo a los 12 años (sin saber en qué me estaba metiendo, por supuesto), cualquiera puede hacerlo.
1 Lo primero que vale la pena tener en cuenta es que, en el caso de una novela fantástica, al menos, el mundo estará en constante cambio. A medida que vayas escribiendo, irás encontrando en los rincones de tu imaginación nuevas ideas para distintas regiones del mundo en el que se mueve la trama, y eso hará que termines con un mundo diferente al que conocías en un principio. Eso está bien. Simplemente conviene anotar todas esas ideas, por mínimas que sean, en alguna parte, para poder hilarlas más tarde con el mundo que ya tenías. Después vendrá un proceso de ver si sigue teniendo coherencia, y si hace falta cambiar algo de la trama que ya tenías escrita para que encaje con ese nuevo mundo.
2 Eso me lleva a otro punto importante: cuanto más extensa una novela, más tardará en tener una versión definitiva. El Bastón de Zafiro, por ejemplo, es una historia contada en cuatro partes, y en mi caso eso significa que estaré escribiendo la última habiendo publicado ya al menos dos de las cuatro. Es decir que habrá cosas que no podré modificar, y tendré que hacer que el cuarto libro encaje con los primeros dos. Enseguida voy a eso, pero es importante saber que pasarán varios borradores antes de que la novela quede convincente, para uno mismo primero, pero también para los lectores.
3 En cuanto a que todo encaje, cuanto más extensa la novela más difícil eso se vuelve. Por eso, algo que yo siempre hago con cada novela que aporta nueva información al mundo o a la trama, o que establece nuevos hechos o nuevas condiciones, es rastrear esos cambios o novedades y anotarlos aparte, de forma tal que no me olvide. En el caso de que afecten la trama, esto es crucial, porque más adelante querrás retomar cosas que dijiste en los primeros capítulos, pero para cuando llegues al momento de retomarlos tal vez ya te hayas olvidado, entonces lo vas a pasar por alto. Eso no debería suceder. Tener una buena "base de datos" de cabos sueltos me resultó invaluable para escribir, por ejemplo, la segunda entrega de El Bastón. (¡Veremos qué tan manejable se mantiene para cuando llegue a la cuarta parte!).
4 Por último (aunque hay mucho más para decir, sin duda), es importantísimo, antes de publicar o dar a conocer en canales más formales una novela extensa (o cualquier tipo de obra, en mi opinión), haber pasado por un buen proceso de corrección y edición. Alguno podrá pensar que alcanza con leerlo diez, quince o veinte veces, como para rastrear todos los errores, incongruencias y cabos sueltos posibles, pero no. En mi experiencia, la mirada propia del autor no es suficiente, porque algo que puede pasarte (a mí me pasó con varios puntos de El Bastón) es que des por entendidas muchas cosas que el lector lógicamente no entiende de antemano. Es decir, se te puede pasar por alto aclarar cosas por el hecho de que te resultan tan obvias (porque es tu mundo, tus personajes, tu historia) que nunca se ocurriría aclarar. Tener lectores de prueba ayuda a detectar ese tipo de cosas. Además, cuando ya leíste tres, cuatro o cinco veces tu propia obra, tu mirada empieza a nublarse; tu cabeza no quiere saber más nada por un tiempo, y eso hace que se te pasen por alto errores que todavía no encontraste, y que posiblemente ya no vayas a encontrar por más que leas otras diez veces la obra. Un lector fresco y ajeno a toda esa lectura repetida puede ayudar mucho en ese punto.
Espero que haya servido todo esto. En algún momento presentaré algunas otras experiencias sobre escribir novelas extensas. No duden en escribir sus comentarios, anécdotas, preguntas y preocupaciones en los comentarios. Hasta que volvamos a encontrarnos.
Escribir una novela extensa no es tarea fácil, eso seguro. Pero tampoco hay necesidad de escaparle. El Bastón de Zafiro, por ejemplo, nació como un juego, y con el correr de los años fue transformándose en algo más serio. Si hoy tuviera que sentarme a escribir una novela de esa magnitud (hay algunas previstas para más adelante) sin duda encararía muchas cosas de manera diferente. Pero si yo pude empezarlo a los 12 años (sin saber en qué me estaba metiendo, por supuesto), cualquiera puede hacerlo.
1 Lo primero que vale la pena tener en cuenta es que, en el caso de una novela fantástica, al menos, el mundo estará en constante cambio. A medida que vayas escribiendo, irás encontrando en los rincones de tu imaginación nuevas ideas para distintas regiones del mundo en el que se mueve la trama, y eso hará que termines con un mundo diferente al que conocías en un principio. Eso está bien. Simplemente conviene anotar todas esas ideas, por mínimas que sean, en alguna parte, para poder hilarlas más tarde con el mundo que ya tenías. Después vendrá un proceso de ver si sigue teniendo coherencia, y si hace falta cambiar algo de la trama que ya tenías escrita para que encaje con ese nuevo mundo.
2 Eso me lleva a otro punto importante: cuanto más extensa una novela, más tardará en tener una versión definitiva. El Bastón de Zafiro, por ejemplo, es una historia contada en cuatro partes, y en mi caso eso significa que estaré escribiendo la última habiendo publicado ya al menos dos de las cuatro. Es decir que habrá cosas que no podré modificar, y tendré que hacer que el cuarto libro encaje con los primeros dos. Enseguida voy a eso, pero es importante saber que pasarán varios borradores antes de que la novela quede convincente, para uno mismo primero, pero también para los lectores.
3 En cuanto a que todo encaje, cuanto más extensa la novela más difícil eso se vuelve. Por eso, algo que yo siempre hago con cada novela que aporta nueva información al mundo o a la trama, o que establece nuevos hechos o nuevas condiciones, es rastrear esos cambios o novedades y anotarlos aparte, de forma tal que no me olvide. En el caso de que afecten la trama, esto es crucial, porque más adelante querrás retomar cosas que dijiste en los primeros capítulos, pero para cuando llegues al momento de retomarlos tal vez ya te hayas olvidado, entonces lo vas a pasar por alto. Eso no debería suceder. Tener una buena "base de datos" de cabos sueltos me resultó invaluable para escribir, por ejemplo, la segunda entrega de El Bastón. (¡Veremos qué tan manejable se mantiene para cuando llegue a la cuarta parte!).
4 Por último (aunque hay mucho más para decir, sin duda), es importantísimo, antes de publicar o dar a conocer en canales más formales una novela extensa (o cualquier tipo de obra, en mi opinión), haber pasado por un buen proceso de corrección y edición. Alguno podrá pensar que alcanza con leerlo diez, quince o veinte veces, como para rastrear todos los errores, incongruencias y cabos sueltos posibles, pero no. En mi experiencia, la mirada propia del autor no es suficiente, porque algo que puede pasarte (a mí me pasó con varios puntos de El Bastón) es que des por entendidas muchas cosas que el lector lógicamente no entiende de antemano. Es decir, se te puede pasar por alto aclarar cosas por el hecho de que te resultan tan obvias (porque es tu mundo, tus personajes, tu historia) que nunca se ocurriría aclarar. Tener lectores de prueba ayuda a detectar ese tipo de cosas. Además, cuando ya leíste tres, cuatro o cinco veces tu propia obra, tu mirada empieza a nublarse; tu cabeza no quiere saber más nada por un tiempo, y eso hace que se te pasen por alto errores que todavía no encontraste, y que posiblemente ya no vayas a encontrar por más que leas otras diez veces la obra. Un lector fresco y ajeno a toda esa lectura repetida puede ayudar mucho en ese punto.
Espero que haya servido todo esto. En algún momento presentaré algunas otras experiencias sobre escribir novelas extensas. No duden en escribir sus comentarios, anécdotas, preguntas y preocupaciones en los comentarios. Hasta que volvamos a encontrarnos.
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